Control de la deficiencia de zinc en nogal en regiones semiáridas
A principios del siglo XX se pensaba que el desorden conocido como “hoja pequeña” en nogal, era una enfermedad, pero a pesar de que el problema no se presentaba en plantaciones nativas, cuando el suelo se laboreaba, el síntoma de la hoja pequeña aparecía. Muchos recursos se invirtieron en la detección e identificación del microorganismo, y casi ocasionó la desaparición de la industria nogalera en Estados Unidos. En los congresos nogaleros se pregonaba que el problema ya casi estaba solucionado.
Fue hasta el año de 1932 que los equipos de investigación de Arthur Alben en Texas y de Alton Finch en Arizona, reportaron que aspersiones foliares de sales de zinc, eliminaban y prevenían la “hoja pequeña” en los nogales. Inicialmente, Arthur Alben había reportado que las aplicaciones de sulfato de fierro resolvían el problema, pero días o semanas después, comentó que las soluciones de sulfato de fierro las preparaba en una cubeta galvanizada, y que realmente era el zinc el elemento que solucionaba el problema.
A partir de ese momento, se empezaron a desarrollar programas de aplicación de zinc al follaje. El programa más común fue el generado por Storey en 1971 en Texas, que consiste en aplicar sulfato de zinc mezclado con UAN 32 (una mezcla de Urea, Amonio y Nitrato con N al 32%). Las aplicaciones de este producto se iniciaban desde la brotación en la primavera, cuando el brote tenía una longitud de 2 cm. Debido a la baja movilidad del zinc dentro del follaje, se debían repetir las aplicaciones cada semana o cada dos semanas para que el nuevo crecimiento vegetal recibiera el abastecimiento de este nutrimento.
Fotografía: Distribución del estiércol al suelo
Debido a lo anterior, y con apoyo de la tecnología, se desarrollaron costosas máquinas aspersoras de alto volumen. Las principales desventajas de estas era que consumían altos volúmenes de combustibles, que la preparación del terreno para el paso de la misma interfería con las labores culturales y ocasionaba compactación del suelo. Por estos inconvenientes, los productores clamaron por una tecnología que permitiera realizar la aplicación de zinc al suelo.
Después de cinco años de estudio donde se evaluó por separado el uso de zinc quelatado con EDTA y la aplicación de materia orgánica, sola o con sulfato de zinc; los resultados indicaron que ambas estrategias daban resultado, incrementando el zinc foliar. En una prueba exploratoria realizada en la Universidad de Arizona por Walworth, en dosis de 100 kg por ha de zinc-EDTA, incrementó la concentración foliar de zinc de 30 a 42 ppm en un período de un año. Por otro lado, en un período de dos años, la aplicación anual de 12 ton de materia orgánica (estiércol de caballo) incrementó el zinc foliar de 30 ppm a 67 ppm.
El programa de aplicación de zinc al suelo conlleva varias etapas. En árboles en producción, la primera es incrementar el contenido de materia orgánica del suelo, la cual puede provenir de cualquier fuente, animal o vegetal, ya sean abonos verdes, hojarasca del nogal o estiércoles. La dosis de estiércol puede variar de 10 a 20 ton por ha, el cual se esparce sobre la superficie del suelo, y se incorpora al suelo con una rastra. La siguiente etapa consiste en suministrar el zinc al suelo, ya sea aplicado junto con el estiércol o a través del agua de riego, si la huerta cuenta con riego presurizado el zinc se debe aplicar al inicio de la temporada en dosis de 6 kg de zinc EDTA. Si no se cuenta con riego presurizado, sobre el estiércol se puede aplicar 6 kg de zinc EDTA.
Fotografía: Aplicación en banda del zinc sobre el estiércol.
Por último, es recomendable continuar con las aplicaciones de zinc al follaje, ya que se requiere de uno a dos años para que se alcance la concentración crítica de zinc en las hojas.
En síntesis, debe haber un traslape de actividades de suministro del zinc al follaje y al suelo durante dos a tres años, mientras que es efectiva la aplicación de zinc en la planta. La concentración crítica de zinc en el follaje de 5 a 7 meses de edad, es de 50 ppm. No obstante, Walworth y Heerema, et al., en 2019 encontraron que 30 ppm de zinc en base a hoja seca, son suficientes.
Humberto Núñez Moreno (INIFAP – Campo Experimental Costa de Hermosillo)
James L. Walworth (Universidad de Arizona)
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