El cultivo del cocotero en México

El cocotero (Cocos nucifera L.) es originario del sudeste asiático insular y las regiones meridionales del subcontinente indio. Esta diferenciación genética sugiere que el cocotero fue domesticado en, al menos, dos áreas distintas, lo que refleja su amplia dispersión y adaptación en zonas costeras tropicales.
Para lo que corresponde a México, el germoplasma de coco en la costa del Pacífico fue introducido desde Asia Oriental y el Pacífico entre los siglos XVI y XIX, mientras que en la costa del Atlántico se introdujo desde Cabo Verde, África, a través de Puerto Rico alrededor de 1549.
Este cultivo es de gran importancia para el ser humano y sus usos son muy variados. En la construcción se utilizan sus hojas y tallo, en la agricultura la estopa del fruto como sustrato, el huesillo para producir carbón activado, mientras que el agua y la pulpa para la industria alimenticia, cosmética y farmacéutica.
En México se cultivan tres tipos de cocoteros, principalmente: Enanos, como el Verde de Brasil, el Amarillo Malayo y Rojo Malayo, caracterizados por su precocidad y alta producción, además de su resistencia al amarillamiento letal; Gigantes, que son de mayor tamaño y longevidad, pero con menor resistencia a enfermedades; e Híbridos, las cruzas entre enanos y gigantes, que combinan precocidad, alta producción y resistencia a enfermedades.
Según el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) 2023, la superficie total en el país, establecida con cocotero para fruto y copra, es de 142,754.0 hectáreas, concentrada principalmente en los estados de Guerrero, Colima, Michoacán y Veracruz. Sin embargo, la superficie sembrada ha disminuido en las últimas décadas debido a factores como plagas, enfermedades y cambios en el uso del suelo.
El picudo negro de la palma (Rhynchophorus palmarum) es una de las principales plagas, sus larvas perforan el tronco y se alimentan del tejido interno, causando la muerte de la planta. Además, es vector del nematodo Bursaphelenchus cocophilus, causante de la enfermedad del anillo rojo.
El control etológico de R. palmarum es fundamental para controlar sus poblaciones. Se utilizan trampas con feromonas sintéticas para la captura masiva de adultos, reduciendo la incidencia de la plaga y, por ende, la transmisión del nematodo causante del anillo rojo. Este método de control es eficaz, económico y respetuoso con el medio ambiente, siendo una herramienta clave en programas de manejo integrado de plagas.
En conclusión, actualmente el cultivo del cocotero en México enfrenta desafíos significativos debido a la baja rentabilidad, palmeras seniles, plagas y enfermedades como el picudo negro de la palma, el anillo rojo y el amarillamiento letal, por lo que el desarrollo de investigación científica y la implementación de estrategias de manejo integrado, incluyendo el control etológico, es esencial para preservar y mejorar la producción y rentabilidad de coco en el país.
Contacto
Dr. Juan Eduardo Murillo Hernández [email protected]
Investigador del programa de Sanidad Forestal y Agrícola
CIRPAC – Campo Experimental Tecomán, Tecomán, Colima.