Chihuahua, Chih.- Con un 15 y un 11 por ciento de almacenamiento, respectivamente, las presas La Boquilla y Las Vírgenes están en su peor nivel en 30 años, lo que ha provocado una disputa entre agricultores que reclaman su derecho al agua de riego y prestadores de servicios turísticos y pescadores, que viven de los embalses.
Al respecto, el director de la Junta Central de Agua y Saneamiento (JCAS), Mario Mata Carrasco, consideró que la situación actual sigue siendo parte de las consecuencias de la extracción ilegal realizada por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), con apoyo militar, en el año 2020, cuando Chihuahua perdió 440 millones de metros cúbicos de agua, “que hoy hacen mucha falta”.
Pero no hay que confundir la situación vivida hace cuatro años -señaló el funcionario estatal- con el problema actual, pues ahora riñen dos derechos de los ciudadanos de la misma región, una crisis que debe resolverse con diálogo, porque es la única forma de enfrentar esta sequía que ha alcanzado los niveles más críticos de las últimas décadas.
La presa La Boquilla, la más grande del estado, cuenta con una capacidad de dos mil 893 hectómetros cúbicos. Ubicado en la corriente del río Conchos, el embalse está en el municipio de San Francisco de Conchos, como parte del Lago Toronto que se extiende prácticamente desde el Valle de Zaragoza hasta la comunidad donde están las compuertas.
Actualmente, la presa tiene un 15 por ciento de llenado y la extracción de agua continúa hasta la terminación del ciclo agrícola, al finalizar el mes de septiembre.
El año pasado culminó el mes de agosto con un 44 por ciento de almacenamiento, mientras que en 2022 registró un 46 por ciento y en 2020 un 33 por ciento, a estas alturas del año es considerada la temporada de lluvias, a la vez que sus compuertas están abiertas para el riego de amplias extensiones de cultivos en la región sur del estado.
En el año 2018, La Boquilla mantenía en agosto un 54 por ciento de almacenamiento y en 2014 un 47 por ciento, de acuerdo al monitoreo público que diariamente realiza la Comisión Nacional del Agua (Conagua) de todas las presas del país.
Para el año 2010, gracias a intensas lluvias generalizadas en la entidad, llegó a alcanzar un 82 por ciento de almacenamiento; en 2006 un 60 por ciento y en 2002 un 34 por ciento, todos los registros al finalizar el correspondiente mes de agosto.
En 1998, después de una prolongada sequía similar a la de este año, fue reportada al 29 por ciento de su capacidad, mientras que en 1994, hace 30 años, la falta de lluvias y la extracción de agua para riego la llevaron aun 14 por ciento, el peor nivel en todos los años de los Conagua tiene registros formales disponibles.
El año del 94 el ciclo agrícola dejó a la presa con apenas un 12 por ciento de almacenamiento, pero lo más crítico llegó el siguiente periodo, en 1995, por la falta de disponibilidad para extraer los volúmenes que demandan las actividades agrícolas de la región, lo que provocó conflictos sociales similares a los de la actualidad, en la que prestadores de servicios y pescadores exigen frenar la extracción, ante lo que consideran que puede derivar en un ecocidio en la región.
Las Vírgenes, también en niveles críticos
La presa Las Virgenes, oficialmente denominada Francisco I. Madero, tiene una capacidad de almacenamiento mucho menor, de 355 hectómetros cúbicos. Está ubicada en el municipio de Rosales, al norte de Delicias, y en la corriente del río San Pedro, otro de los más importantes del estado.
El nivel más crítico, según el registro histórico, lo tuvo en 1994, cuando fue reportada con apenas un dos por ciento de almacenamiento respecto de su capacidad de llenado. Desde entonces, no había bajado, durante los correspondientes meses de agosto, a los niveles actuales.
En 1998 registró un 40 por ciento; en 2002, un 77 por ciento; en 2006, un 73 por ciento y en 2010, las lluvias generalizadas en la entidad la llevaron casi al 100 por ciento de su capacidad, lo que también alcanzó cuatro años más tarde, en 2014, hace una década.
En 2018, según la información oficial, tenía un 66 por ciento, mientras que en 2020 mantenía el ciclo agrícola en un 37 por ciento. Para el año 2022 llegó a alcanzar un 107 por ciento de almacenamiento, el más alto de las últimas tres décadas reportadas, pues su nivel de aguas máximas extraordinarias es de 100 hectómetros cúbicos más que su capacidad ordinaria.
Al día de ayer, la Conagua reportaba a Las Vírgenes con un 11 por ciento de su capacidad total, nivel crítico sólo superado por las presas más pequeñas del noroeste del estado, Las Lajas y El Tintero, en Buenaventura, en las corrientes de los ríos Santa Clara y Santa María, cuyo almacenamiento es del uno y el 10 por ciento, respectivamente.
Hay que dialogar, no lucrar políticamente con el problema: Mata
Durante la reunión del Comité Hidráulico Regional, realizada en las instalaciones de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), acordaron esta semana que la extracción de la presa La Boquilla seguirá hasta el último día de septiembre, decisión que fue tomada con el objetivo de cumplir con los compromisos previamente establecidos, a pesar de las condiciones adversas que enfrenta la región.
Gerardo Porras, presidente de la Sociedad de Responsabilidad Limitada (SRL) San Pedro, explicó que la situación es crítica tanto para los pescadores y operadores turísticos de la zona, como para los habitantes de San Francisco de Conchos, al igual que los agricultores de la región centro-sur, pues todos ellos dependen del agua de la presa, por esta razón, decidieron no anticipar el cierre y continuar con el plan original de extracción.
Porras advirtió que, si las condiciones de sequía persisten y no registran lluvias en el corto plazo, el próximo año no será posible realizar un ciclo agrícola, ni siquiera con restricciones.
Esta decisión llegó tras protestas de pobladores de San Francisco de Conchos que reclamaban el fin anticipado de la extracción, pues la baja en el nivel de La Boquilla le afectaba en la pesca y en los servicios turísticos con los que sobreviven.
Al respecto, el director de la JCAS dijo que el problema actual es muy diferente al vivido hace cuatro años, cuando en una intervención federal ilegal y armada fueron sacados 440 millones de metros cúbicos de agua de las presas de Chihuahua, que le están haciendo mucha falta a la región.
En aquella ocasión, señaló, los chihuahuenses debieron defenderse de esa agresión y enfrentaron graves consecuencias al politizarse el conflicto, debido a que la Federación así lo buscó, apoyando de forma irracional esa medida.
La situación actual es la defensa de dos derechos constitucionales, el del trabajo de los pescadores y prestadores de servicios, que tienen en la presa su fuente de empleo; y el de los productores agrícolas que requieren del agua para levantar sus cosechas.
Ambos enfrentan afectaciones en sus ingresos y forma de ganarse la vida, por lo que debe dialogarse y buscar acuerdos, en vez de confrontarse y, mucho menos, intentar lucrar políticamente con el tema, lo que llamó a evitar para encontrar soluciones de fondo.
Consideró hay una falta de inversión de la Conagua, no de esta administración sino desde hace décadas, que ha impedido la gestión adecuada del escaso y apreciado recurso, mientras que la autoridad estatal ha sido muy clara en atender la instrucción de la gobernadora Maru Campos, de garantizar sin pretextos el acceso al agua de todos y respetar la legalidad, así como avanzar en el plan hídrico estatal diseñado con ese objetivo.
Por eso, insistió en que debe mantenerse el diálogo entre autoridades y afectados, con el fin de lograr acuerdos que ayuden a disminuir el impacto negativo que ha traído esta era de sequía, que además no es desconocida por los chihuahuenses, pues en 1995 hubo problemas similares por la misma falta de lluvias, pero desde entonces ha faltado avanzar en inversiones que ayuden a la gobernanza del agua.
Fuente: El Diario