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Educarne desmonta los mitos falsos en torno a la carne de cerdo

Con el propósito de continuar haciendo #culturadelacarne en toda la sociedad, Educarne prosigue con su labor de derribar ideas erróneas y mitos relacionados con el sector cárnico, la carne y sus productos. En el caso de la carne de cerdo, María Santervás, formadora en higiene y seguridad alimentaria en Educarne, ofrece una perspectiva más realista sobre esta carne, que resulta ser una fuente idónea de vitaminas y nutrientes, baja en grasas y que permite una gran variedad de recetas y tipos de cocinado.

No es alta en grasas
Algunos cortes son grasos (como podría ser la papada), pero esta carne tiene otras piezas magras (por ejemplo, el lomo), cuyo contenido graso es prácticamente cero, por debajo del 2%. Pero, además, la grasa infiltrada de la carne de cerdo es de alta calidad, por su alto contenido de ácido oleico (un ácido graso que se ha demostrado científicamente que es clave en la lucha contra el colesterol).

Además, es importante recordar que “más del 70% de la grasa total del cerdo está localizada bajo la piel, que es lo que se conoce popularmente como tocino”, explica Santervás. “Esto quiere decir que solo un 30% de la grasa total se aloja en el resto del cuerpo. Y, de esta grasa, el 50% es este ácido oleico, que resulta principal en alimentos como el aceite de oliva, siendo responsable de una gran mayoría de las bondades nutricionales de este aceite”.

Ayuda a reducir los niveles de colesterol
La realidad es que la carne de cerdo, como se ha referido anteriormente, solo contiene un 30 % del total de su grasa infiltrada en sus piezas de carne. La mitad de esa grasa es el ácido oleico del que hemos hablado, que, no solo ayuda a reducir lo que se conoce como “colesterol malo” (LDL), sino que, además, resulta ser el único ácido graso capaz de subir el llamado “colesterol bueno” (HDL).

Es una fuente de proteína de alta calidad
En general, la carne es una fuente natural de proteína. Concretamente la carne de cerdo es rica en vitamina B, hierro y zinc, y tiene propiedades beneficiosas para personas de todas las edades y en todas las etapas”. Resulta, por tanto, fuente de proteína y energía, con un contenido óptimo de grasa de alta calidad nutricional, tal y como se ha explicado anteriormente.

Se puede consumir más de dos días a la semana
Los expertos en nutrición recomiendan consumir de 3 a 4 raciones de carne de cortes magros por semana (100-125 gramos por ración).

Es una carne versátil y para todo el mundo
Su gran palatabilidad, sabor, jugosidad y terneza permiten una amplia variedad de preparaciones con un extenso abanico de piezas diferentes que se pueden aprovechar al máximo como, por ejemplo, el lomo, el costillar, las chuletas, el solomillo…

Además, sus propiedades y características hacen de ella un tipo de carne que puede consumir todo el mundo. María Santervás explica que, “para las personas mayores, por ejemplo, resulta adecuada por su aporte en nutrientes y terneza, que la convierten en una carne de gran sabor, fácil de masticar y digerir. También es adecuada para dietas de reducción de peso, como fuente de proteínas de calidad baja en grasas. Para personas con diabetes resulta muy beneficiosa, por ejemplo, cocinada a la plancha o al horno”.

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