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Diversificación de frutales con guayabo

El sector agrícola en Nayarit está representado por cultivos cíclicos en el 60 % de la superficie, el resto son perennes. De estos, 39 % son frutales como mango, aguacate, limón y plátano. Una estrategia para incrementar la productividad agrícola ante las adversidades del cambio climático, es la incorporación de cultivos frutícolas alternativos, ya que los árboles tienen mayor capacidad para absorber el dióxido de carbono. El guayabo es una especie que puede tener alto potencial para diversificación. En áreas donde no existe riesgo de heladas se puede producir en cualquier época del año. A nivel internacional, México con una superficie aproximada de 20.5 mil ha y rendimientos de 14.3 t ha-1, es el sexto país productor en Michoacán, Aguascalientes y Zacatecas. Sin embargo, el mayor volumen de fruta en estas regiones, se produce en los meses de agosto, septiembre, octubre y noviembre; situación que limita la competitividad del cultivo debido a que por su condición ambiental requieren mayor inversión para producir guayaba en los meses de menor oferta.

En el estado de Nayarit, se tienen establecidas 35 ha con este frutal, producidas sin manejo agronómico, materiales criollos, problemas de plagas y enfermedades, deficiencias nutrimentales, rendimientos de 8 t ha-1 y fruta sin calidad. Bajo estas condiciones, su cultivo no es atractivo para los productores, quienes demandan en primera instancia mayores rendimientos y rentabilidad. No obstante, la entidad presenta ambientes tropicales, subhúmedos y cálidos, apropiados para producir guayaba de calidad durante todo el año, con tecnología adecuada y con variedades mejoradas que se han generado en el Instituto Nacional de Investigaciones, Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP). A partir de esta premisa, el INIFAP-Campo Experimental Santiago Ixcuintla, introdujo en 2008 genotipos de guayaba de pulpa crema y rosa, preferentes en el mercado y manejo tecnológico innovador, lo cual recientemente se validó.

La poda de producción del huerto en octubre, junto con una poda fitosanitaria a fines de enero, ha sido una técnica fundamental para abrir una ventana de mercado a fines de marzo y en abril, meses en los que se oferta menos fruto. El tratamiento sugerido para rendimiento y calidad del fruto fue 90-80-80 de N-P-K ajustado a las reservas del suelo según análisis; después de la poda se aplicó la mitad de N y todo el P y K, el resto del N, a inicios de floración. El sistema de riego fue por microaspersión. Para control y prevención de plagas y enfermedades se alternaron productos sistémicos y de contacto de diferentes grupos, alternando con bacilos. Los resultados de la primera cosecha validaron que con variedades como Calvillo con rendimiento de 12.84 t ha-1 fue superior (63 %) a lo que obtienen los productores sin tecnología, a la par de que existen selecciones de guayaba de pulpa crema como S19 y S20 con alto potencial de rendimiento en la entidad. Además, se obtiene fruta sana y de primera (media de 72.30 ± 3.63 g). En este escenario tropical y con tecnología, el cultivo puede ser altamente rentable (B/C= 2.12), y sostenible con manejo agronómico oportuno en el contexto de prevención. La cosecha en marzo y abril crea una ventana de oportunidad para que con este frutal, Nayarit participe competitivamente en el mercado nacional e internacional.

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Brotación vigorosa y sana después de la poda

Irma Julieta González Acuña gonzalez.irmajulieta@inifap.gob.mx

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