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Día mundial de las ballenas y los delfines

Cada 23 de julio desde 1986, es dedicado a las ballenas y a los delfines porque están entre los mamíferos marinos más perseguidos del mundo, por varias razones. El propósito de establecer este evento es detener de una vez por todas, las agresiones que sufren estos animales y que han puesto a varias especies en grave peligro de supervivencia.

En la actualidad, existen más de 80 especies de cetáceos, que incluyen las ballenas, los rorcuales, los cachalotes, los delfines, las orcas y las marsopas. Todas han sufrido una reducción considerable de sus poblaciones a lo largo de los años. Algunas especies se encuentran en peligro de extinción o son vulnerables, como la ballena azul, el cachalote y la beluga. Otras experimentan una lenta recuperación poblacional, como en los casos de la ballena jorobada y la ballena franca austral.

¿Qué amenazas sufren los delfines y ballenas?

Sin duda alguna la caza es su peor pesadilla. A las ballenas se las captura para comercializar su carne (muy apreciada por el público japonés), su aceite (ampliamente utilizado de forma industrial), el ámbar gris (empleado como fijador en la fabricación de aromas y perfumes), el espermaceti (denominado “blanco de ballena” y muy valorado en cosmética) y las glándulas endocrinas (para extraer vitaminas y hormonas). A los delfines se los caza por su carne (de gran valor para la gastronomía japonesa y sur asiática), para lo cual se los arría hasta los mataderos, donde mueren desangrados tras ser apaleado y degollados. Los que tienen más “suerte” acaban sus días en cautiverio, como mascotas de coleccionistas caprichosos y adinerados o en delfinarios, haciendo piruetas junto a las orcas, cambiando su libertad y dignidad por el disfrute barato de algunos humanos.

La problemática es realmente compleja y grave,  la caza comercial no es la única amenaza a la que están expuestos estos cetáceos. Las ballenas, los delfines y las marsopas se encuentran a merced de otros peligros tales como: capturas accidentales, alrededor de 300.000 individuos son capturados al año por las redes de pesca de forma accidental. Los delfines y las marsopas se encuentran entre los cetáceos más susceptibles a esta amenaza.

Las ballenas, debido a su gran tamaño suelen colisionan con los barcos y muchas fallecen a causa de las heridas recibidas. Los delfines también sufren este tipo de “accidentes”, que son ocasionados en gran medida por que los sistemas de geolocalización de los barcos interfieren con los suyos propios, desorientándolos y dejándolos a la deriva.

La acidificación de los océanos, la disminución de los niveles de salinidad, la contaminación, la polución plástica o los derrames de sustancias químicas (petróleo, combustibles y un largo etc.) se suman a la pérdida de hábitat y a la falta de alimentos por causa de la sobrepesca y hacen que, por nuestra culpa la supervivencia de las ballenas y los delfines sea cada día más difícil y poco probable.

La fecha de hoy nos invita a reflexionar sobre la importancia de preservar a estos animales cuyo rol es vital para el ecosistema. La preservación de las ballenas y los delfines es de gran importancia no solo para evitar su extinción sino para proteger muchas otras especies que se encuentran por debajo de la cadena alimentaria. Al ser predadores tope de los ecosistemas marinos, los cetáceos ayudan a controlar biológicamente a las poblaciones de muchos peces y crustáceos.

 

Es por esto, que resulta urgente lograr erradicar la caza intencional y las capturas accidentales de estos mamíferos, reducir la contaminación química y acústica, y frenar el cambio climático. Además, la creación de santuarios marinos es de gran importancia para proteger los hábitats en donde los cetáceos se alimentan, se reproducen y tienen a sus crías.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: Noticias Medio Ambiente

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