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Así es como las vacas podrían ayudar a reducir la contaminación de amoniaco

Con el objetivo de reducir la emisión del amoníaco que emana de las heces y orina de las vacas en los ganados, científicos alemanes enseñaron a estos animales a utilizar el baño para evitar un daño indirecto en el cambio climático.

A través de una publicación en la revista Current Biology se detalla el objetivo de esta intervención bovina:

“Es evitar que se acumulen y propaguen por el suelo los residuos de los desechos de las vacas, heces y orina que combinados generan amoniaco, un gas que contamina el suelo y los recursos de agua locales”, se detalla.

La agricultura es la mayor fuente de emisiones de amoníaco a nivel mundial, por lo que investigadores del Instituto de Biología de Animales de Granja (FBN) en Alemania, así como de la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda, entrenaron a 16 vacas para que pudieran ir al baño.

Con esta intervención los bovinos aprendieron a hacer sus necesidades dentro de una letrina para así recoger y tratar sus desechos, mantener limpio el establo y, lo más importante, reducir la contaminación del aire para crear granjas más abiertas y respetuosas para los animales.

“Normalmente se asume que el ganado no es capaz de controlar la defecación o la micción, pero el ganado, como muchos otros animales o animales de granja, es bastante inteligente y puede aprender mucho ¿Por qué no van a poder aprender a usar el retrete?”, planteó Jah Langbein, psicólogo animal de FBN y autor principal del estudio.

¿Cómo aprendieron las vacas a ir al baño?
Para enseñar al ganado a hacer sus necesidades en una letrina, los investigadores idearon el tratamiento ‘MooLoo’ que consiste básicamente en recompensar a los bovinos cuando orinaban dentro de esta. Mientras que les insinuaron como una experiencia desagradable el hecho de orinar fuera de ella.

“Como castigo, primero utilizamos unos auriculares en sus orejas y reprodujimos un sonido muy desagradable cada vez que orinaban fuera. Pensamos que esto castigaría a los animales, no de forma agresiva. Al final, un chorrito de agua funcionó bien como disuasión suave para que hicieran sus necesidades en la letrina”, explicó Langbein.

Finalmente se precisó que de las 16 vacas que se intentaron adiestrar, un total de 11 habían entendido el entrenamiento para defecar u orinar dentro de la letrina.

Con estos resultados, los investigadores quieren trasladar el ejercicio a granjas y ganados con la finalidad de reducir el amoníaco y óxido nitroso que, a pesar de no contribuir directamente al cambio climático, es el tercer gas de efecto invernadero más contaminante a nivel mundial.

Con información de Current Biology

Fuente: El Sol de México

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