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Candidatos a jueces hacen campaña en TikTok y Tinder

No se les permitió comprar anuncios en televisión, radio, vallas publicitarias ni en internet. México les prohibió recibir financiación pública o contribuciones para sus campañas. Fue difícil, si no imposible, organizar debates nacionales.

Así que, en gran medida, a los candidatos a jueces de todo México les quedaban las redes sociales.

En un video muy difundido, un candidato a la Suprema Corte de Justicia de la Nación argumentó que estaba más preparado que un chicharrón. Otra candidata a la Suprema Corte se hizo llamar Dora, la transformadora, un guiño al personaje de dibujos animados Dora, la exploradora. Otro candidato a la Suprema Corte utilizó aplicaciones de citas para que, según sus palabras, los posibles votantes pudieran hacer “match” con la justicia y luego conversar sobre sus propuestas.

Los límites estrictos de la campaña, en contraste con las normas tradicionales para las elecciones presidenciales o al Congreso, forman parte de las primeras elecciones judiciales de México, que se celebrarán el domingo. Los votantes elegirán a alrededor de 2700 cargos judiciales federales y estatales en todos los niveles de los tribunales, con escaños federales, como los de la Suprema Corte, elegidos a nivel nacional y una multitud de funcionarios electos a nivel local.

En otras elecciones, los partidos políticos pueden financiar las campañas de sus candidatos. Pero para estas elecciones, el partido gobernante dice que quería preservar cierta paridad entre los candidatos y limitar la influencia exterior en las campañas.

Así pues, los aspirantes a jueces han tenido que utilizar su propio dinero, con límites de gasto específicos, lo que ha generado esfuerzos de marketing caseros, exagerados y a veces cómicos en las redes sociales para atraer la atención.

“No somos gente conocida y teníamos que hacer algo que nos distinga”, dijo Carlos Odriozola Mariscal, de 54 años, abogado de larga trayectoria que fundó una organización sin fines de lucro de derechos humanos y cuya campaña para la Suprema Corte empezó utilizando aplicaciones de citas para llegar a los votantes.

Las normas y las campañas en línea han suscitado críticas, incluso por parte de figuras de la oposición, analistas jurídicos y algunos de los mismos candidatos. Han argumentado que los candidatos con experiencia política y mejores recursos tienen ventajas a la hora de autofinanciar sus campañas, y que las elecciones podrían hacer que cuestiones de justicia importantes y complejas quedaran sujetas al capricho de internet.

“Hay un riesgo de la banalización de las campañas”, dijo Javier Martín Reyes, profesor de derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.

“Lo que funciona en redes sociales no necesariamente está conectado con el tipo de características que esperaríamos para un juez o una jueza”, afirmó. “Los jueces no solo tienen que ser imparciales pero tienen que parecer imparciales y parecer serios y transmitir esa confianza”.

Los expertos jurídicos y los candidatos han reconocido que no saben hasta qué punto influirán finalmente las campañas en línea, sobre todo teniendo en cuenta que los partidos políticos, los sindicatos y otros grupos poderosos están trabajando entre bastidores.

Pero Dora Alicia Martínez Valero, la candidata a la Suprema Corte que llamó la atención como Dora, la transformadora, dijo que seguía preocupada por cómo se desarrollarían estas elecciones. “Que la popularidad de los jueces”, dijo, “vaya a volverse un factor relevante”.

Muchos candidatos aún han repartido volantes y se han reunido con la gente en la calle, lo que está permitido por las normas electorales. Pero Odriozola Mariscal sabía que internet le ayudaría a llegar de forma orgánica y barata a la gente, y en lugares a los que no podía desplazarse.

“Ahí hay una cierta inequidad”, dijo, y añadió que no estuvo cerca de alcanzar el límite de gasto de 76.000 dólares para los candidatos a la Suprema Corte. “No estamos partiendo del mismo piso parejo todos”.

Así que Odriozola Mariscal y su equipo no solo empezaron a utilizar TikTok, Facebook e Instagram para publicar sobre su campaña, sino que recurrió a las aplicaciones de citas Tinder y Bumble porque quería conectar con generaciones diferentes y más jóvenes.

Aunque muchos de sus videos en las redes sociales son de él hablando de sus credenciales o de sus posturas, obtuvo los mayores titulares por uno del mes pasado en el que explicaba su uso de Tinder.

Odriozola Mariscal fijó sus preferencias en hombres y mujeres de todas las edades, dijo en una entrevista. Una vez que hacían “match con la justicia”, dijo, les decía que no buscaba pareja, sino que quería hablar con ellos sobre las elecciones y sus ideas. Añadió que solo utilizó la plataforma durante un día hasta que fue bloqueado por infringir sus políticas.

Odriozola Mariscal dijo que también utilizó Bumble durante aproximadamente una semana y media, antes de abandonarla porque era demasiado para gestionarla. Insistió en que utilizar aplicaciones de citas para hacer campaña no era trivializar el cargo que busca, porque simplemente intentaba llegar a más votantes y, en definitiva, les hablaba de temas serios.

“No está mal si y siempre si y solo si lo combinamos con mis propuestas”, dijo.

Las campañas en internet han dividido incluso a los candidatos que las utilizan. Martínez Valero, una exdiputada de 49 años que ha trabajado con el gigante mexicano de los medios de comunicación Televisa, dijo que había asistido a un curso de formación sobre redes sociales antes de iniciar su campaña.

Entonces, ella y su equipo decidieron grabar un video de ella como “Dora, la transformadora” en el que aparece derribando pilas de papeles como símbolo de la transformación de un sistema jurídico que muchos mexicanos califican de corrupto, insensible y lento.

Pero tras ver que el video obtuvo mucha atención, Martínez Valero dijo que sintió un “estrés terrible” y que era “demasiado ridículo”. Así que, dos días después, publicó un nuevo video en el que expresaba su arrepentimiento y pedía que se tomaran en serio los problemas.

“Yo misma dije yo no quiero que esto salga de control y al ratito voy a tener que andar bailando y haciendo cosas que no me gusta hacer”, dijo en una entrevista. Y añadió: “Pero nada ha tenido — ni la seriedad, ni los casos, ni los temas—- el impacto que tuvo ese video original”.

Lo mismo le pasó a Arístides Rodrigo Guerrero García, profesor de derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México y candidato a magistrado de la Suprema Corte, quien ha publicado muchos videos que son como minilecciones de derecho mexicano.

Pero es más conocido por un video de campaña en el que dice que tiene tanta preparación como un “chicharrón”, un antojito de piel de cerdo que puede ser preparado con crema, aguacate, tomate, salsa picante y más.

En la competencia por destacar en el ruido de internet, los candidatos han tomado caminos muy diferentes.

Asael Francisco Sánchez, candidato a magistrado de circuito en el estado de Jalisco, llamó la atención por llamarse a sí mismo Señor Justicia, a veces representándose con una capa roja de superhéroe. Arturo Amaro, aspirante a magistrado de distrito en el estado de Querétaro, muestra sus calcetines amarillos en TikTok para recordar a los votantes que aparece de amarillo en la boleta. Un candidato del estado de Sonora, Alan Barragán Rubio, presentó una canción sobre sí mismo.

Y un candidato a la Suprema Corte, Abraham Dávila Rodríguez, bailó en video una canción popular del rapero Kendrick Lamar, con el texto: “Te preparaste para esto toda tu vida y ahora estás en las boletas”.

Agencia Reforma

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