Importancia de los bosques relictos de Baja California

La Península de Baja California, en particular el estado de Baja California, se caracterizan por poseer condiciones de aridez extrema donde la precipitación en general no sobrepasa los 200 mm anuales, la cual, se presenta principalmente en el invierno, dando lugar a un clima de tipo Mediterráneo.
Por otra parte, las temperaturas calcinantes del verano, que propician una elevada evaporación potencial, conlleva a que sólo algunas especies, con adaptaciones fisiológicas, cuenten con raíces superficiales para aprovechar rápidamente el agua que se acumula en la parte superficial del suelo, tallos crasos y columnares, y obtener grandes cantidades de agua en época de lluvias; así mismo, tienen presencia de espinas y una cutícula gruesa y cerosa que limita la evapotranspiración. Entre otras modificaciones morfológicas y fisiológicas desarrolladas a través de miles de años, permiten que las especies presentes en esta región sobrevivan a las condiciones dominantes de aridez.
Fotografía: Árbol muerto de Pinus californiarum que ha permanecido en el piso forestal por más de 500 años.
Estas condiciones climáticas cambian abruptamente en algunas montañas presentes en el estado, como en la Sierra San Pedro Mártir, constituido actualmente en un Parque Nacional (PNSSPM), un sistema montañoso con una elevación de 600 hasta 3,000 metros sobre el nivel del mar, ubicado en la porción norte de la península de Baja California, a unos 200 km al sur de la ciudad de Mexicali y a 170 km al sureste de la ciudad de Ensenada. Las condiciones climáticas de la parte alta de esta montaña experimentan temperaturas promedio de 10 a 20 oC y precipitaciones en el rango de 200 a 600 milímetros anuales y ocasionalmente nevadas invernales.
En la parte superior de la Sierra San Pedro Mártir, se distribuye un bosque mixto de coníferas que, por su lejanía de centros poblacionales, se encuentra bien conservado y con dominancia de individuos en su etapa madura, lo que le hace ser considerado como uno de los bosques relictos de tipo Mediterráneo representativos del límite de distribución latitudinal más al sur de Norteamérica. Los árboles que conforman este bosque, se componen de diversas especies de coníferas, entre las que se encuentra Pinus jeffreyi, Pinus lambertiana, Pinus contorta, Abies concolor, Calocedrus decurrens y Cupressus montana; mientras que algunas áreas de la parte norte del Parque están cubiertas por bosques puros de Pinus coulteri y en la zona baja de chaparral en la ladera occidental se encuentran bosques de pino piñonero (Pinus quadrifolia).
Fotografía: Individuo de Abies concolor con cerca de 400 años en el PNSSPM.
La dinámica de este bosque ha estado gobernada en gran medida por procesos naturales y en menor proporción por actividades humanas, lo que se hace evidente por las edades de algunos individuos, su estructura poblacional (densidad, diámetros de fuste, alturas) y frecuencia de incendios de origen natural registrados en los anillos de los árboles en períodos de 6 a 23 años.
Estudios desarrollados por el INIFAP en colaboración con investigadores de la Universidad de Arizona, Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, Baja California (CICESE) y Universidad Autónoma de Baja California, campus Ensenada (UABC), muestran que individuos de Pinus jeffreyi y de Pinus lambertiana en este parque alcanzan edades superiores a 500 años; Pinus contorta de 150 a 200 años; Abies concolor y Calocedrus decurrens, cerca de 400 años, Pinus coulteri cerca de 100 años, Pinus quadrifolia cerca de 300 años y Cupressus montana, aunque no se ha determinado con precisión su edad puede sobrepasar los 200 años.
Fotografía: Individuo de Pinus lambertiana con cerca de 500 años en el PNSSPM.
La conservación de estos bosques, con individuos aislados y una carpeta de herbáceas y pastos nativos en el sotobosque tipo parque, como el descrito por Aldo Leopold (1887-1948) ha sido favorecido por incendios frecuentes y de baja intensidad, lo que ha contribuido a la presencia de una diversidad de fauna silvestre, entre las que se documenta puma (Puma concolor), gato montés (Lynx rufus), borrego cimarrón (Ovis canadensis cremnobates), coyote (Canis latrans), tejón (Taxidea taxus), zorro (Urocyon cinereoargenteus), entre otros.
Otro sistema montañoso localizado en el norte de Baja california es la Sierra de Juárez con una elevación en el rango de 90 a 1700 metros sobre el nivel del mar. La parte alta de esta sierra, alberga bosques de coníferas y forman parte del Parque Nacional Constitución de 1857. El Bosque fue sujeto de aprovechamiento forestal en el pasado, pero algunos individuos remanentes de esta actividad como Pinus jefreyi, Pinus coulteri y Pinus quadrifolia, tienen edades similares a las descritas para Sierra San Pedro Martir.
Fotografía: Individuo de Pinus jeffreyi con más de 500 años de edad en el PNSSPM.
Aproximadamente a 200 km al sureste de la Sierra San Pedro Martir se encuentra otra montaña conocida como Sierra la Asamblea, que alcanza 1300 m de elevación en su parte más elevada y una precipitación alrededor de 150 mm anuales, donde se distribuye Pinus californiarum, una de las especies más tolerantes a condiciones de aridez. La especie alcanza edades que superan los 700 años y la madera de árboles que murieron hace más de 500 años se preserva intacta en el piso forestal, debido a las condiciones extremadamente secas y a los contenidos elevados de resina de la madera, que inhiben su descomposición, El estudio de los anillos de estos árboles puede proporcionar información de la variabilidad del clima al menos de los últimos mil años en este sitio, del cual el INIFAP CENID RASPA tiene actualmente una serie de tiempo con esa extensión.
Fotografía: Individuo de Pinus californiarum en la Sierra La Asamblea, B.C. Tiene más de 700 años de edad.
La conservación de estos ecosistemas resulta relevante, no sólo para conocer la variabilidad climática histórica de esta región, cambios en su comportamiento derivado del calentamiento global y procesos ecológicos involucrados, sino también, como testigos de acciones que contrastan el disturbio provocado por actividades humanas, con relación a los procesos que ocurren de manera natural.
Los bosques de Baja California constituyen un ejemplo de conservación, en el que están involucrados organismos federales, organismos no gubernamentales e instituciones privadas, ejemplo que pudiera replicarse en otras regiones del país y de este modo asegurar la provisión de servicios ambientales esenciales para la vida humana.
Fotografía: Paraje de bosque mixto en el PNSSPM, Baja California.
Contacto
Dr. José Villanueva Díaz / [email protected]
Investigador del CENID RASPA – INIFAP