Ciudad de México. – El director de Mazda en México dijo que la automotriz japonesa reconsiderará su estrategia de inversión en el País a menos que reciba claridad sobre las amenazas arancelarias de Donald Trump.
Mazda recurrirá a un “plan B” no revelado para su producción en México si la amenaza del Presidente electo de Estados Unidos de imponer un arancel de 25 por ciento a los productos de México se materializa, según el director de Mazda México, Miguel Barbeyto.
“Queremos seguir invirtiendo en el País”, dijo Barbeyto en una entrevista.
Pero sin garantías del Gobierno, “la verdad es que no sería un buen negocio para Mazda Motor Corporation”, agregó.
Indicó que la compañía está deteniendo su inversión hasta que haya más certeza.
Mazda se suma a un creciente número de compañías automotrices, incluidas Tesla, Stellantis y BYD, que han pausado o han señalado que podrían reconsiderar sus planes en el País, que podrían verse trastocados por los nuevos aranceles potenciales que Trump ha amenazado con imponer una vez que asuma el cargo.
Además de los aranceles a México y Canadá, Trump ha prometido agregar 10 por ciento adicional a los bienes de China en un intento de llevar más producción a Estados Unidos.
Mazda envía aproximadamente 70 por ciento de los vehículos producidos en su planta en el estado de Guanajuato a Estados Unidos, expuso Barbeyto, mientras que aproximadamente una cuarta parte de la producción se vende en el País. El 5 por ciento restante se destina a Canadá, Colombia y América Central.
La planta produce cuatro modelos de automóviles, incluido el SUV crossover CX-30 y el sedán Mazda3.
El fabricante de automóviles pretende producir un récord de 210 mil vehículos este año en el País, frente a los 202 mil 506 de 2023. Espera vender un total de 100 mil unidades en México anualmente, incluidas las importaciones, lo que lo convertiría en el tercer mercado más grande para la compañía, comentó Barbeyto.
El Secretario de Economía, Marcelo Ebrard, convocó una reunión la semana pasada con los jefes de la industria automotriz de México para discutir la amenaza arancelaria y la posible revisión del Tratado entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC), que está programado para una revisión conjunta por los tres países en 2026.
Ebrard pidió a los fabricantes de automóviles información para ayudar a México a fortalecer su posición negociadora y solicitó que las empresas sustituyan componentes de China por versiones de América del Norte, reveló Barbeyto, quien asistió a la reunión. Mazda está trabajando para satisfacer las solicitudes, agregó.
Las amenazas de Trump son particularmente preocupantes para los fabricantes de automóviles porque dependen de miles de piezas que pueden cruzar múltiples fronteras antes de ser instaladas en un automóvil durante el ensamblaje final.
“¿Qué pasa si el Gobierno de Estados Unidos impone aranceles? Bueno, tenemos un plan B. Pero estamos trabajando para seguir creciendo en el País, tanto en la fabricación como en la venta de vehículos nuevos”, dijo Barbeyto. “Confiamos en ambos gobiernos, pero sobre todo, en nuestro Gobierno, el Gobierno federal en México, de que negociarán muy bien”.
Tom Donnelly, el jefe de Operaciones de Mazda en Estados Unidos, dijo en una entrevista separada esta semana que alrededor de 30 por ciento del volumen de ventas de la compañía en Estados Unidos proviene de México. Agregó que la compañía está considerando compensar esas importaciones con capacidad adicional en una planta que Mazda opera en conjunto con Toyota en Alabama si Trump impone nuevos aranceles.
“Hemos estado planificando escenarios de las posibilidades de las cosas, incluido esto, durante algún tiempo”, dijo Donnelly, refiriéndose a los posibles aranceles. “Estamos viendo cosas que podemos hacer en ese sentido”.
La planta de Alabama, que abrió en 2021, actualmente produce alrededor de 80 mil crossovers CX-50 al año, pero tiene capacidad para fabricar hasta 150 mil vehículos al año. El CX-50 utiliza el mismo chasis y otras piezas básicas que los modelos Mazda3 y CX-30 importados de México, pero Donnelly se negó a explicar cómo se podría utilizar esa capacidad de producción adicional.
Agencia Reforma