La diversidad funcional como indicador en ecosistemas forestales

Los indicadores ecológicos son parámetros biológicos cuantitativos y/o cualitativos que permiten resumir información compleja sobre el estado ecológico de los ecosistemas forestales. Sin embargo, uno de los mayores desafíos ha sido evaluar el funcionamiento de los bosques, que comprenden poblaciones y comunidades que exhiben una gama de procesos y funciones simultáneos.
El cambio climático en los ecosistemas forestales de México ha hecho necesario contar con herramientas eficientes para evaluar su estado y funcionamiento. Recientemente, la aplicación de la diversidad funcional como indicador ecológico ha demostrado ser una estrategia metodológica eficiente que captura con precisión el aporte de las especies en diferentes procesos.
La diversidad funcional se define como el conjunto de características morfológicas, fisiológicas y fenológicas de las especies que contribuyen al mantenimiento de diferentes procesos y funciones ecosistémicas (por ejemplo, polinización y tasa de descomposición). La aplicación de la diversidad funcional como indicador ecológico presenta varias ventajas, como una relativa facilidad de medición en campo y un rango de valores comparables entre especies.
La aplicación en la regeneración natural ha demostrado la presencia de especies invasoras con una alta variedad de atributos funcionales en el banco de semillas del suelo. Lo que podría representar una menor capacidad de los bosques para recuperar la trayectoria original de la vegetación. No obstante, se ha reportado una alta abundancia de especies como A. religiosa en la lluvia de semillas, lo que demuestra ser una ventana de oportunidad para mantener la resiliencia del ecosistema.
Comprender el funcionamiento de los bosques bajo escenarios de cambio climático es clave para definir estrategias de manejo y conservación. En los bosques templados de México, los indicadores de diversidad funcional en escenarios de cambio climático han demostrado que entre los años 20240 – 2060 existe una alta probabilidad de homogeneización funcional, principalmente por encima de los 2, 500 m s. n. m., promovida por los cambios en la distribución de especies. No obstante, algunos modelos de nicho indican que los árboles de alta área foliar, como Alnus acuminata y Alnus jorullensis, presentan nichos ecológicos resilientes al cambio climático, por lo que los esfuerzos en las investigaciones de adaptación de manejo podrían favorecer la estabilidad de los procesos que aportan.
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Dra. Leticia Bonilla Valencia / [email protected]
Investigadora CENID COMEF – INIFAP