
La Procuraduría de Defensa del Contribuyente (Prodecon) dictaminó, a través de una encuesta, que los aditivos o sustancias alimentarias saborizantes de origen vegetal para el consumo animal deben de tener tasa 0% del Impuesto al Valor Agregado (IVA).
Esto, explica la Prodecon, debería de ser así porque el fin primordial del beneficio extrafiscal de la tasa 0% es coadyuvar al sistema alimentario fortaleciendo a la actividad ganadera, silvícola y pesquera del país, pues los animales que consumen el producto, a su vez constituyen alimento a los seres humanos, puntualizó la Prodecon.
Asimismo el Servicio de Administración Tributaria (SAT), manifestó su postura con respecto a lo que debe entenderse por “productos destinados a la alimentación”.
Es decir, aquellos productos que puedan ser ingeridos por los humanos o animales sin transformación o industrialización adicional, aunque al prepararse por el consumidor final se cuezan o combinen con otros alimentos.
La Procuraduría, exhorta que los productos consistentes en sustancias saborizantes destinados a la alimentación de animales que son ingeridos sin transformación o industrialización adicional, paguen tasa de 0% del IVA.
En este sentido, la Ley del IVA se puntualiza que cuando se efectúa la enajenación de productos destinados a la alimentación, estos serán tasa 0 en el impuesto al consumo, sin embargo este apartado excluye a los aditivos alimenticios de origen vegetal para consumo animal.
En su momento, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que estos aditivos alimentarios son las sustancias que se añaden a los alimentos para mantener o mejorar su frescura, sabor, textura o inocuidad.
“Estas sustancias se pueden obtener de plantas, animales o minerales o producirse sintéticamente (…) Actualmente se utilizan cientos de miles de aditivos con funciones específicas que permiten que los alimentos sean más inocuos o tengan un mejor aspecto”, refiere la OMS.
De tal manera que algunos de los aditivos se han empleado desde hace siglos para conservar alimentos, por ejemplo; la sal, en carnes como el tocino y los pescados secos; el azúcar, en las mermeladas, y el dióxido de azufre, en el vino.