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Pega conflicto Rusia-Ucrania en costo de fertilizante y producción de alimentos

México depende del abasto de nitrogenados de esa región.

Agricultores reducen aplicación de fertilizante hasta en 50%; esto impactará producción de básicos.

Uso de microorganismos fijadores de nitrógeno atmosférico, de bajo costo, alternativa ante posible desabasto.

–Biofertilizar una hectárea está en 2 a 3 mil pesos; con fertilizantes convencionales es de 15 a 20 mil pesos.

Con el conflicto entre Rusia y Ucrania el precio de los fertilizantes nitrogenados observa un incremento de entre 100% y 180%, en el caso de urea y amoniaco, respecto al año pasado; pero en este momento no solo es el problema del precio, sino que existen síntomas de desabasto y la gran dificultad será conseguir el producto, por lo que el gobierno mexicano debe recurrir a alternativas ya probadas, como el uso de microorganismos, advierte el analista de temas agrícolas Marcel Morales Ibarra.

Rusia es el principal abastecedor de fertilizantes nitrogenados de México, en los cuales éste país tiene una alta dependencia, pero el aumento exorbitante del precio de éstos ha llevado a una reducción drástica en la aplicación de este insumo en la producción de alimentos. Esto ya se refleja en la caída de alrededor del 30% en importación de fertilizante en 2021, respecto al 2020, y con la tendencia de costos al alza en enero y febrero de este año, seguirá en declive, anticipa.

El también director de Biofábrica Siglo XXI expone que, ante el precio de fertilizantes nitrogenados en el mercado internacional, donde la urea está por arriba de 900 dólares por tonelada y el amoniaco en mil 500 dólares, entre 20 mil y 30 mil pesos, respectivamente, muchos pequeños y medianos productores están reduciendo la dosis de fertilización en sus parcelas de 30% al 50%; incluso, hay muchos que ya no sembraron.

Por ejemplo, en el caso del maíz –el principal alimento en México- hay estimaciones que la producción para el presente año caerá en 20%, respecto al año pasado debido precisamente a una fertilización deficiente, porque el agricultor no puede cubrir el costo de la dosis adecuada para su cultivo y esto llevará a un bajo rendimiento.

Las reducciones en la dosis de fertilización –añade Marcel Morales– también la hemos observado en regiones donde se cultiva caña de azúcar, por ejemplo, en la Huasteca veracruzana y potosina, donde nadie aplica lo mismo del año pasado.

El experto en temas rurales subraya que con el conflicto Rusia-Ucrania la preocupación es que en el corto plazo no habrá dónde comprar fertilizantes, por lo que el gobierno federal debe impulsar el uso y la producción de biofertilizantes basados en microorganismos fijadores de nitrógenos atmosférico, que pueden transformarlo en amonio, que es la forma de aprovechamiento por las plantas. Estos microorganismos permiten un uso más eficiente de los fertilizantes químicos que son altamente ineficientes, ya que su aprovechamiento es de solo 20-30%, desperdiciando entre 70-80% del insumo más caro en la producción.

Evaluaciones que hemos venido realizando por más de 10 años, nos indican, en los más diversos cultivos, que podemos disminuir hasta en 50% el uso de los fertilizantes sin demérito de los rendimientos, por el contrario, teniendo incrementos del 20-30%.Tenemos evaluaciones en campo –refiere– donde con una reducción del 75% en la fertilización química en combinación con biofertilizantes, en maíz y caña, hemos obtenido rendimientos iguales a los actuales o aumentos del 15 al 20%, donde además están los beneficios ambientales al bajar el uso de químicos.

Marcel Morales asegura que con los biofertilizantes existe capacidad de una respuesta productiva en el corto plazo y una gran ventaja es que los precios de los biológicos es muy inferior al de los químicos. Biofertilizar una hectárea de maíz, por ejemplo, en la actualidad tiene un costo del orden de 2 a 3 mil pesos, cuando el costo de los fertilizantes es de 15 a 20 mil pesos.

“Nuestro planteamiento es que si combinamos los fertilizantes químicos con los biológicos podemos evitar que se desplome la producción, aún cuando disminuyamos la dosis del fertilizante químico, incluso al 50%”, plantea.

 

 

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