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Los bioinsumos avanzan con fuerza en la pequeña, mediana y gran agricultura

La producción y el uso de biofertilizantes y otros bioinsumos avanzan con fuerza y se evidencian como alternativa viable para la pequeña, mediana y gran agricultura a lo largo del país, afirmó el subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Suárez Carrera.

Además, agregó, los bioinsumos ofrecen rentabilidad económica, como lo demuestran análisis realizados por Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA), y generan grandes beneficios ambientales: de restablecimiento de la salud de los suelos; incremento de la biodiversidad y reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, pues es viable bajar o prescindir del uso de los fertilizantes químicos, los cuales implican el consumo de grandes cantidades de energía fósil.

Al encabezar la conferencia 37 del ciclo Autosuficiencia Alimentaria e Innovación Tecnológica con Prácticas Sustentables, el funcionario aplaudió el trabajo que realizan la Secretaría de Bienestar y su programa Sembrando Vida, al promover prácticas agroecológicas y uso de bioinsumos entre sus más de 443 mil beneficiarios presentes en 21 entidades de la República.

Reiteró que Sembrando Vida y Producción para el Bienestar, de la Secretaría de Agricultura, son programas hermanos que trabajan al ras de tierra a favor de la mejora productiva en el campo y la transición agroecológica. Y hoy día, los técnicos de ambos programas están comprometidos para atender el mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador de fortalecer la producción agrícola de autoconsumo.

La conferencia, denominada “Producir para Comer. Elaboración de bioinsumos en el marco del Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC) y la Campaña Permanente de Producción para el Autoconsumo, 2ª. Parte”, sirvió de espacio para que representantes de Bienestar y Sembrando Vida dieran muestra de lo que realizan en esta materia.

Los bioinsumos en Sembrando Vida

El especialista en sistemas agroforestales y cafeticultura de la Secretaría de Bienestar, Esteban Escamilla Prado, destacó que Sembrando Vida tiene entre sus objetivos impulsar la productividad campesina, la autonomía alimentaria y la generación de comunidades sustentables; reconvertir terrenos degradados en unidades productivas bajo Sistemas Agroforestales (SAF) y Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAFs), y afrontar dos graves retos que son la pobreza rural y la degradación ambiental.

De allí que el programa apoya a 443 mil 468 beneficiarios, denominados sembradores, presentes en 28 territorios de 21 entidades, y para ello ha establecido 18 mil 611 comunidades de aprendizaje campesino (CACs), 15 mil 127 biofábricas y la misma cantidad de viveros comunitarios, con un establecimiento de más de mil 247 millones de plantas en parcelas y en desarrollo en viveros, dijo el especialista.

Sembrando Vida describe a sus biofábricas como centros comunitarios de producción de fuentes de nutrientes orgánicos denominados biofermentados, líquidos y sólidos, para su uso en sistemas productivos. Allí también se producen productos orgánicos para el control de plagas y enfermedades llamados biopreparados y caldos minerales, anotó.

Los biofábricas buscan mejorar la productividad agrícola, reducir el impacto ambiental y su adaptación al cambio climático y disminuir o eliminar el uso de productos químicos en las parcelas, señaló Escamilla Prado.

En las biofábricas de Sembrando Vida, dijo el especialista, los propios beneficiarios del programa, junto con sus técnicos, producen mejoradores de suelo, como son las compostas, lombricompostas, bocashi y microorganismos de montaña.

Asimismo, productos para manejo de la nutrición, como bioles tipo magro o súper magro, microorganismos de montaña, humus y lixiviados, fitohormonas orgánicas y bocashi, y productos para manejo fitsoanitario, como caldos minerales, infusiones, extractos y purines. Todo, con materiales que pueden encontrarse localmente y a bajo costo.

En la conferencia, el técnico productivo de Sembrando Vida, Víctor Díaz Soto, y el sembrador Carlos Iván Pérez Rosas, dieron testimonio de la efectividad y beneficios de los bioinsumos.

Rentabilidad económica

Por su parte, el jefe del Centro de Desarrollo Tecnológico de Villadiego, Guanajuato, de Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA), Carlos Torres Barrera, habló de análisis de rentabilidad que han hecho a la producción agrícola con el uso de biofertilizantes.

En sus conclusiones destacó que, en trigo, la reducción de dosis de fertilización química al 50 por ciento, agregando biofertilizantes, generó datos de alta rentabilidad: se disminuyó el costo por tonelada en 13 por ciento respecto de la producción al cien por ciento con químicos y sin biofertilizantes; asimismo se elevó la utilidad por hectárea en mil 315 pesos y la relación beneficio- costo aumentó en 15 por ciento, aun cuando hubo una reducción de rendimiento de ocho por ciento.

Para el caso del maíz, con fertilización química en 50 por ciento y el resto biofertilizantes, se disminuye en 5 por ciento el rendimiento respecto de una fertilización química al cien por ciento; sin embargo, la utilidad por hectárea es mayor en cuatro mil 150 pesos, el costo por tonelada es menor en 17 por ciento y la relación beneficio-costo aumenta en 20 por ciento, dijo.

Experiencias exitosas

El secretario de Agricultura y Desarrollo Rural del gobierno de Michoacán, Cuauhtémoc Ramírez Romero, mostró un conjunto de experiencias vivas, en campo, que muestran cómo los microorganismos del suelo favorecen la retención y disponibilidad de nutrientes; contribuyen a mejorar la estructura del suelo; son una alternativa real para la nutrición de los cultivos y la salud de los ecosistemas; permiten el control biológico de plagas y enfermedades, y contribuyen a mitigar el cambio climático, a reducir los costos e incrementar la productividad.

En la conferencia participó la encargada de Despacho de la Dirección de Estrategia Tecnológica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), quién habló de la coordinación interinstitucional entre este Consejo, las secretarías de Agricultura y Medio Ambiente, la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), la Procuraduría Agraria y otras dependencias, a fin de avanzar en la transición agroecológica, motivados en principio por el decreto presidencial del 31 de diciembre de 2020, el cual ordena una eliminación gradual del glifosato en México.

Este trabajo, dijo, tiene como una de sus partes fundamentales la recopilación de información, investigación y desarrollo, regulación, fomento y promoción y la masificación del uso de bioinusmos (biofertilizantes, bioestimulantes y productos de control biológico).

También participaron Ignacio Simón Zamora y Montserrat Simón Lizcano, de la empresa GAIA Asesoría Integral Ambiental, la cual tiene en marcha procesos de gran escala para aprovechar los desechos del procesamiento de aceite de aguacate para convertirlo en biogás y biofertilizante.

Ignacio Simón destacó que los fertilizantes químicos no son en absoluto necesarios para propiciar la productividad del campo.

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