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La realidad del campo mexicano

El campo mexicano es una historia de dos polos. En un extremo, están las empresas modernas, que compiten a nivel mundial. En el otro extremo, están los campesinos con una visión milenaria de la agricultura.

Un mosaico de agricultores

La realidad del campo mexicano consiste en un mosaico de agricultores. Desde los grandes productores que compiten favorablemente en el mundo, hasta las medianas empresas y el pequeño agricultor, México produce más de 500 cultivos. En este sector agrícola, se incluye la producción de granos, hortalizas y frutas.

El campo mexicano es una historia de dos polos. En un extremo, está la modernidad, con empresas, servicios y universidades líderes a nivel mundial. En el otro extremo, están los campesinos con una visión milenaria de la agricultura, un polo compuesto por 63 etnias diferentes.

Entonces, tenemos un mosaico de agricultores y todo tipo de sistemas de producción. De acuerdo con los últimos datos del Sistema de Información Agropecuaria y Pesquera (SIAP, 2017), 6 estados aportaron el 53% del total de valor agrícola generado:

  • Michoacán: 14%
  • Jalisco: 10%
  • Sinaloa: 8%
  • Veracruz: 7%
  • Chihuahua: 7%
  • Sonora: 7%
Mapa de zonas agrícolas más productivas en México.

Entonces, los principales estados agrícolas de México están ubicados en la parte centro-norte, a excepción de Veracruz que es el único estado ubicado en la denominada región sur del país. El 47% del valor restante de la producción es generada por los otros 26 estados.

En desarrollo, los 6 estados líder tienen la infraestructura tecnológica, el nivel técnico y las vías de comunicación necesarias para la productividad agrícola. Los estados restantes cuentan con un nivel de infraestructura y tecnología menor. Esto es parte de la realidad del campo mexicano.

El valor generado por el sector agrícola en 2017 fue de 587 billones de pesos mexicanos, equivalente a 705 millones de toneladas cosechadas según datos del SIAP.

Los desafíos y las leyes

Uno de los mayores desafíos es atender a cada sector y segmento de manera específica. Esto es, contar con la certidumbre jurídica, marco regulatorio y plataformas informativas para que cada segmento agrícola sea lo más productivo y sustentable dentro de su actividad.

Debe existir certidumbre en temas de infraestructura, tecnología, crédito, comunicaciones, y facilidades de operación. En la parte de sustentabilidad, se considera educación, salud, sanas prácticas comunitarias y buena voluntad de todas las partes.

El sistema o marco regulatorio en México es aceptable y fue creado con buenas intenciones. Es decir, brindar certidumbre jurídica y cubrir las necesidades básicas de normatividad, tanto de los productores agrícolas como de los pecuarios.

Las principales leyes y marcos regulatorios son:

  • Salud (COFEPRIS)
  • Sanidad Animal y Vegetal (SENASICA)
  • Equilibrio Ecológico y Medio Ambiente (PROFEPA)

O sea, existen leyes y marcos regulatorios, pero ¿cómo se están aplicando las leyes y reglamentos hoy? Basta decir que existe mucha confusión sobre la función y gestión regulatoria de las autoridades que vigilan y norman la actividad del campo mexicano.

¿Por qué es importante el marco regulatorio?

México es un país rentable tanto para la producción de cultivos, pecuarias y agroindustriales. En ese mosaico de empresarios y emprendedores, existe una diversidad de tamaños de empresas y emprendedores. Todas las compañías necesitan registrar productos, obtener y permisos.

El compliance (cumplimento) de las leyes y reglamentos es fundamental para la industria agrícola.

Por ello, es importante contar con marco regulatorio transparente y predecible. Al parecer, existe un ambiente de incertidumbre alrededor de cómo realizar ciertos trámites.

Por ejemplo, según el Consejo Nacional Agropecuario (CNA), la capacidad de atención de las agencias reguladoras está rebasada. Sólo se atienden los trámites de registro ante COFEPRIS ingresados a partir del 1 de diciembre de 2018.

No hay avances en solicitudes iniciadas antes de esa fecha, lo cual deja fuera productos innovadores que se dejaron de revisar. Muchos millones de dólares invertidos que no están siendo atendidos. Con este tipo de acciones, se frena el producto de la innovación. Esta es la realidad del campo mexicano

El problema de fondo es que florece una industria paralela a la formal y establecida, en la que se tiene poco control. En donde no existe innovación. Se venden productos de procedencia incierta, tanto para la agricultura como para la ganadería. Básicamente, mucho producto pirata, que podría afectar la inocuidad de la cadena agroalimentaria.

Para mitigar la piratería, empresas proveedoras de insumos para el campo trabajan todos los días para que se hagan valer las leyes y reglamentos. El objetivo es fortalecer un marco regulatorio que vigile y promueva el liderazgo de la industria agropecuaria en México y el mundo.

México es un país que aporta mucho a la alimentación mundial. El sector agropecuario ha sido ordenado y exitoso. Hoy estamos a la vanguardia exportadora y productora de todo tipo de alimentos a nivel mundial. El tema de certidumbre jurídica y regulatoria es fundamental para seguir creciendo.

Incertidumbre en la industria agropecuaria

Como si fuera poco el tema regulatorio, existe una incertidumbre generalizada sobre el futuro en la industria agropecuaria de México. Los indicadores macroeconómicos son poderosos. Por noveno año consecutivo, la industria agropecuaria y agroindustrial del país tiene un superávit en la balanza de pagos internacional.

Esto significa que México exporta más productos agrícolas e industriales que lo que importa. En 2019; se tuvo un incremento de 31% sobre el año anterior y sigue creciendo en 2020.

Entonces, ¿por qué la incertidumbre? Porque existen movimientos que buscan ganar credibilidad y poder dentro del gobierno mexicano. Es una visión algo antigua que frenaría el alto desempeño del campo mexicano. En ese escenario, las ideas milenarias le ganan la batalla a la ciencia, tecnología e innovación. Y, en el peor de los casos, México comenzaría a perder su competitividad agrícola global.

Hombre con incertidumbre sobre .as

Al parecer, funcionarios del gabinete federal han logrado mantener un cierto equilibrio y moderación con el Grupo Intersecretarial de Salud, Alimentación, Medio Ambiente y Competitividad (GISAMAC). El movimiento se formalizó en agosto 2019.

GISAMAC cuestiona importantes desarrollos y tendencias de otros países con los que competimos. Es muy general y no diferencia entre ese mosaico de millones de productores agropecuarios que comentábamos. Existen grandes diferencias, por su nivel de desarrollo, tecnología, conocimiento, extensión de sus predios y del destino final de su producción.

Es por ello, que un objetivo clave de los actores involucrados en la industria agropecuaria será poder segmentar las distintas regiones y niveles de productores del país. Las diferencias y niveles de productividad son grandes y parte de la realidad del campo mexicano. Esperamos que GISAMAC cumpla su función de hacer lo mejor para todas las partes del mosaico agrícola mexicano.

Conclusiones generales

  • La realidad del campo mexicano es un mosaico de diversidad que en su conjunto integra una fuerza productiva de carácter mundial.
  • La sustentabilidad del campo debe incluir a todos los productores, sin importar su tamaño.
  • Es importante un marco regulatorio claro, que regule a los productores y comercializadores en toda la cadena alimentaria.
  • Las autoridades juegan un papel fundamental para generar certidumbre juridica y competitivdad en el sector.

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