La importancia de la certificación en invernaderos
Al contratar un proveedor para la construcción de este tipo de estructura, es indispensable que éste garantice calidad y seguridad
TF | Erandy Rizo
Cuando sucede algún desastre natural muchas construcciones de diversos tipos se vienen abajo, otras más son lo suficientemente resistentes para mantenerse en pie.
La diferencia entre unas y otras es el material con que fueron hechas, por ello es común que muchas personas al adquirir bienes, como casas, busquen que dichos elementos sean los mejores para así poder garantizar larga vida a las construcciones.
¿Por qué entonces no preocuparse de la misma manera al fabricar un invernadero? Pues a final de cuentas, es la edificación en donde se cultivan y resguardan muchos alimentos que consumimos, además de ser el patrimonio de miles de productores en nuestro país.
Marco Frías Salazar y Alex Pacheco Abraham, director de ingeniería y director comercial, respectivamente, de Asesores en Construcción Y Extensión Agrícola (ACEA), platicaron con Tierra Fértil acerca de la importancia de contar con proveedores seguros para el levantamiento de los invernaderos en México.
GARANTIZAR CALIDAD
Frías Salazar mencionó que todo se trata acerca de garantizar calidad a los productores, ya que si el proveedor o fabricante de invernaderos está certificado o acreditado, ofrece seguridad en los materiales, en el diseño y en la instalación de éste.
«Estar certificado engloba toda la atmósfera de calidad de un producto como tal. De esta manera, no estarlo es hacer a un lado esas características y someterse a varios riesgos. Ahí radica la importancia de que los productores contraten un fabricante certificado o acreditado», detalló.
YA EXISTE UNA NORMA
Para controlar lo anterior, señaló por su parte Pacheco Abraham, hay una norma mexicana de construcción de invernaderos (NMX-255-E-CNCP-2013), que tiene ciertos criterios de ingeniería, en los que se establece bajo qué elementos se debe levantar este tipo de estructura.
Reiteró que esta norma ya está emitida y engloba todo lo que se necesita hacer para garantizar un buen diseño de invernaderos en nuestro país.
Detalló que desde el año 2008 se emitió, por lo que este 2015 ya cumple siete años de estar vigente y por ello ya se encuentra en su segunda actualización.
«Esa norma es ese documento técnico directriz que permite al fabricante no salirse de los estándares que se deben de tener para poder ofrecer al público un producto de calidad», apuntó.
Cabe señalar que esta norma la elabora personal técnico y representantes de los fabricantes, socios de la Asociación Mexicana de Constructores de Invernaderos (AMCI), es decir, dicha organización generó el equipo técnico para desarrollarla.
Sin embargo, hay algo que tienen como enemigo: es una norma no oficial, por lo que cualquier empresa puede construir invernaderos, y de esta manera no existe un ente que sancione a quienes no están certificados o acreditados.
«Ahorita estamos tratando de que el gobierno federal tome como rienda para los proyectos esto, pero no la han querido poner dentro de su normativa porque en este momento solamente hay dos o tres empresas certificadas y ninguna acreditada. Entonces por eso es que la AMCI pretende hacer la validación con una empresa que se dedique a regular lo anterior», señaló.
El experto explicó que existen dos formas de garantizar seguridad y calidad a los productores: la acreditación y la certificación.
«Ambas llevan como documento base esta norma. La acreditación es un primer nivel de certificación. Es un registro, una validación de que estás haciendo las cosas bien. Mientras que la certificación es un sistema de gestión de calidad, como lo que sería un ISO, y te da un estatus más alto», detalló.
RIESGOS
Por su parte, Frías Salazar comentó que precisamente por lo anterior, existen muchos riesgos cuando un proveedor no está certificado o acreditado por la AMCI.
Uno de ellos, dijo, es que no hay control alguno sobre los materiales con los cuales se construye un invernadero. El diseñador puede tener un libre albedrío y empezar a meter segundas o terceras clases en materiales metálicos por ejemplo, o diferentes calibres.
De esta manera, no hay una regulación técnica para precisamente utilizar los materiales correctos y convenientes.
El segundo punto de riesgos es que si no se está siguiendo la norma conforme a lo que está establecido y no se sigue la normatividad con respecto al diseño, pueden pasar cosas bastante críticas o inclusive de alguna forma peligrosas en cuestión de formas o de diseño del propio invernadero.
El director de ingeniería de ACEA mencionó que a lo que se refiere es que hay ciertas regulaciones para que un invernadero no colapse, de acuerdo a su normativa geométrica.
«Y por eso es importante que una empresa que está certificada o acreditada tenga una memoria de cálculos porque si no existe ésta, la estructura se colapsará. Por eso es vital que se rijan en base a la norma», recalcó.
Agregó que lamentablemente hay muchísimas empresas que ni siquiera saben de la existencia de la norma, por lo que jamás podrían certificarse o acreditarse.
El tercer punto de riesgos es entonces garantizar con una memoria de cálculo la estabilidad estructural del propio diseño de acuerdo a los lineamientos que da esta norma.
El que un invernadero o casasombra colapse es la consecuencia de no llevar a cabo un diseño de acuerdo a normatividades que lo da precisamente una certificación o una acreditación.
Incluso, dijo, no presentar los planos constructivos correctos de esos diseños que estén apegados a la normatividad, también genera ese tipo de problemática.
Y por último, señaló, no estar certificado hace que se desconozcan los procedimientos de control técnico de calidad referentes al diseño, fabricación y montaje de invernadero. Hay muchísimos riesgos de no contar con proveedores certificados.
PROVEEDORES «PATITO»
Asimismo, Pacheco Abraham señaló que existen muchos proveedores «patito», por lo que al ser contratados, el capital del productor está en juego, ya que se corre el riesgo de que el invernadero colapse y la inversión que se hizo vaya directo a la basura.
Por lo anterior, comentó que se ha tratado de impulsar que los proveedores se certifiquen o acrediten. Pero como es una norma no obligatoria, solamente alguna institución gubernamental es la que puede exigir su cumplimiento.
Entonces, al no demandar ninguna institución gubernamental su aplicación, nadie la quiere tener.
«A nosotros nos ha tocado ver a lo largo de los años compañías que entran y salen de esta industria, y hay muchas que defraudan a la gente. Son empresas “patito” que no tienen una responsabilidad con nadie, y entonces cuando se caen las construcciones no hay nadie a quién demandar», alertó el director comercial de ACEA.
Aquí lo importante, agregó, es que si el gobierno quisiera aprovechar esto, valdría la pena que tome cartas muy serias en el asunto para que tanto la inversión pública como la privada estén garantizadas en su aplicación.
SI NO HAY CERTIFICACIÓN, NO HAY ASEGURAMIENTO
Y por si lo anterior fuera poco, Pacheco Abraham lamentó que ninguna empresa de seguros quiere blindar los invernaderos cuando los proveedores no son confiables.
«Estábamos tratando de asegurar invernaderos contra inclemencias como huracanes, granizadas, pero se estaba exigiendo que los proveedores estuvieran certificados. Ahí está el problema, si no se cuenta con agentes que cumplan con ese requisito, no te aseguran», lamentó.
¿QUÉ HACER?
Con el afán de impulsar esta norma en todo el país para garantizar la industria, Pacheco Abraham señaló que desde el sexenio pasado se iniciaron las pláticas con el gobierno federal para que pudiera tomar en cuenta esta certificación, lamentablemente en la presente administración no le dieron importancia en un principio. Sin embargo, en una reunión reciente se dijo que sí se quiere retomar ese tema.
Aún así, falta tiempo para que se pueda crear una alianza con el gobierno, por lo que comentó que una de las cosas que tiene que hacer el productor mientras el Estado retoma el tema, es aproximarse con los proveedores que están dentro de la AMCI.
Lo anterior, dijo, porque ésta por lo menos controla que sus socios estén registrados, primero ante Hacienda; segundo, ante el Seguro Social; y tercero, que tengan dibujos de una memoria de cálculo de lo que estén haciendo.
Entonces la AMCI es precisamente esta instancia, no es un certificador o validador, pero sí se puede acudir con ellos para al menos tener una mayor seguridad a la hora de contratar proveedores.
De cualquier manera, sí es necesario que haya una empresa que acredite que los proveedores están certificados, aunque no precisamente tienen que estar en AMCI.
«Ahorita hay un empresa, que es seguros AXA, que solamente a las compañías que están en la AMCI les están blindando los invernaderos, pero con ciertas restricciones, porque de cualquier manera no hay la seguridad en cuestiones de garantizar calidad», explicó.
GARANTÍA
El experto mencionó que se deben juntar varios factores para realmente crear el círculo que garantice lo que es un buen invernadero basado en todo lo que son documentos técnicos y también en la propia seguridad de calidad que se le otorga al cliente.
Asimismo, destacó que dentro de la norma existe un apartado muy importante, en donde señala que hay una carta en la que se estipula una garantía post-venta, la cual es fundamental porque puede ser que cuando se le entregue al productor su invernadero, se vea en condiciones óptimas, pero que en realidad no lo esté y cuando pase un tiempo determinado se desplome. Entonces la norma obliga al proveedor a dar un certificado de calidad y además una garantía para evitar lo anterior.
Agregó que realmente no se sabe cuántas empresas actualmente den esa garantía por escrito, y ahí es donde está el riesgo.
«En Sinaloa se cayeron veinte hectáreas en una ocasión y la empresa que la construyó se “lavó las manos”, porque dijeron que ellos levantaron el invernadero con una capacidad para soportar determinado peso y que el productor le puso peso de más; por ello la importancia de la memoria de cálculo y que esto esté detallado en la certificación. Cuando no se tiene eso, no hay ninguna manera de reclamar o demandar a estas empresas “patito”, que están en todas partes del país», dijo.
Agregó que estar certificado tiene un costo, pero que esto da una calidad y garantía. Sí es caro certificarse, dijo, pero vale la pena que las empresas lo tengan para ofrecer esa seguridad y tranquilidad al cliente y de esa manera también respaldarse ellos.
Por último, mencionó que aunque aún no es una norma oficial, sí se puede adquirir tanto la acreditación como la certificación, ya que la AMCI la tiene a la venta. Por lo que no hay pretexto por parte de ningún proveedor para no tenerla.
EL DATO
Existe una norma no oficial que certifica y acredita a proveedores de invernaderos para que éstos garanticen seguridad y calidad a sus clientes.