Estudio de Kansas revela que el FPA puede ser detectado tras múltiples recongelaciones

Un estudio realizado por la Universidad Estatal de Kansas, en Estados Unidos, demostró que el virus de la Fiebre Porcina Africana (FPA) puede sobrevivir a múltiples ciclos de congelación y descongelación sin perder su capacidad de detección en muestras ambientales.
La investigación, liderada por el Dr. Jordan Gebhardt, profesor asistente de Medicina Veterinaria de esta institución, evaluó la estabilidad del virus en muestras expuestas a ciclos repetidos de congelación, descongelación y recongelación. Aunque se observó cierta degradación del virus, la capacidad de detección general se mantuvo adecuada para las pruebas diagnósticas.
Relevancia para productores y laboratorios
Los resultados son especialmente significativos para productores y laboratorios ubicados en áreas donde el envío inmediato de muestras no es viable. Históricamente, las preocupaciones sobre la degradación de las muestras llevaron a la implementación de protocolos estrictos que exigían un transporte rápido y un manejo limitado. Este estudio sugiere que, bajo condiciones adecuadas de almacenamiento, dichas restricciones pueden ser flexibilizadas sin comprometer la precisión de los resultados diagnósticos.
La bioseguridad como prioridad
A pesar de la capacidad del virus para resistir este tipo de manejos, el Dr. Gebhardt subrayó que los tratamientos térmicos prolongados a altas temperaturas son una estrategia fundamental de bioseguridad para prevenir la propagación del virus a través del alimento balanceado. Estos tratamientos térmicos son particularmente importantes para minimizar el riesgo de transmisión del FPA a través de piensos y otros materiales contaminados.
Origen del estudio y aplicación práctica
La investigación surgió en respuesta a preocupaciones concretas en regiones afectadas por la FPA, como Vietnam, donde las operaciones en fábricas de alimento y el manejo de materiales contaminados presentan desafíos logísticos significativos. En estos contextos, garantizar la integridad de las muestras durante el transporte y almacenamiento resulta crucial.
Los datos obtenidos ofrecen una conclusión práctica: el ADN del FPA puede sobrevivir a ciclos de congelación y descongelación, y siempre que se garantice un almacenamiento adecuado, los resultados diagnósticos permanecen precisos.